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Estrategias para sobrevivir pedaleando




Además de ser estrategias para conseguir lo que requerimos para viajar pedaleando, que por cierto hay varias y cada quién, de acuerdo a sus costumbres, y a su afán de cubrir sus propias necesidades, va descubriendo, esta también es parte de mi historia de vida. Bueno, solo les contaré las mías y después contaré de las otras personas que he visto en otros viajeros del tiempo, que andan en bicicleta o mochileando. Pero, primero un poquitín de historia, de mi relación con la bici, de esta forma encontraremos una razón más, a el porqué querer andar tanto en ella, casi todo el tiempo.

He viajado toda la vida en bicicleta. Desde que tenía 7 años debí ir en bicicleta desde mi casa hasta la escuela, por casi tres kilómetros de ida y tres kilómetros de regreso, esa etapa inicial fue junto a mi hermano William, un par de primos, (John y Carlos) unos amigos y varios vecinos en caravana bajo sol, el polvo, la lluvia y el barro. Luego fue la etapa de la adolescencia estudiando el bachillerato y junto a compañeros como Alfonso Ríos, Fernando Ladino y Alexander Londoño, después de clases íbamos al río Pánce y otros lugares de Cali. Para la siguiente etapa llego el ciclo montañismo activo, los viajes aumentaron por mas montañas, caminos y carreteras de Cauca y valle del Cauca, viaje más de 20 veces recorriendo 104 kilómetros de ida y lo mismo de regreso entre Cali, la ciudad de mi mal educación, y mi pueblo natal, Piendamó; Así subversiva-mente por varios lugares de Colombia, durante más de 20 años de vida con destino a la muerte.




Para el año 2017 en el mes de enero y hasta mediados de abril, viajé por el sur del país, atravesé de norte a sur toda Ecuador y casi toda Perú. Finalmente, el recorrido fue de 4.136 kilómetros, pasando por varios lugares con diferentes climas, costumbres y características únicas de la gente y los lugares que a cada kilómetro van cambiando. He probado muchos tipos de comidas deliciosas con mucho dulce o picante, comidas ácidas, simple, saladas; Claro, también unas no tan buenas según mí paladar, que tiene un gusto de Gamín. 

De igual manera, he dormido en hostales, hoteles, andenes, parques, salas y habitaciones. Me han recibido en casas, iglesias, bibliotecas, salones comunitarios, casas culturales, he armado la carpa de camping y he dormido sobre arena en la playa, prados verdes en el camino, estaciones de servicio o gasolineras, taller de carros, restaurantes, parqueaderos o una vez hospedado por un mes en la casita del árbol del viejo Octa en Abancay Perú.
Cada que llego a un lugar me repiten casi las mismas y curiosas preguntas, pero, también surgen otras divertidas y que de un modo u otro lo ponen a pensar a uno sobre lo que hago, lo que sueño, lo que espero de los viajes, de verdad me han puesto a pensar sobre la vida misma. 

Lo que me preguntan, lo que respondo y tal vez lo que realmente sucede, lo iré contado de aquí en adelante.



¿Cómo sobrevivo? Cuando he escuchado esa pregunta, me hacen sentir como si fuera un extraterrestre y necesitara de vestidos espaciales para respirar, alimentos empaquetados muy raros y que aquí no se consiguieran. La gente pregunta por sobrevivir, como si vivir afuera de una frontera y dentro de otra, totalmente ajena a la normalmente impuesta como propia, se tratara de una tarea imposible y no se pudiera sobrevivir. 

Al sobrevivir, suelo relacionarlo con estar en medio de una guerra y quien respire finalmente, es sobreviviente del ataque enemigo. 

Pero, si ¿Cómo sobrevivo? De milagro, igual que en casa, igual que en mi pueblo natal, o Cali la ciudad que me mal educo, sobrevivo de milagro, como estar en Bogotá la capital de mi querida patria. Pero, en realidad no sobrevivo, solo vivo, ya que no estoy en ninguna guerra tratando de no morir en el intento de respirar y con la tarea de ir de un lado a otro. 

Mientras viajo en bicicleta vivo y muy bien, porque conocer en persona lo que a uno le han contado mal en los medios de comunicación, lo que le han enseñado de muy mala manera en las clases de historia y de sociales en la escuela y darnos cuenta de que la realidad es más bonita, que es distinta, es solo reafirmar que en el sistema de vida impuesto solo han querido sembrarnos en la memoria una verdad inexistente, para tenernos esclavos en este mundo dependiendo de las ideas y decisiones estatales o de  quienes dominan el mundo, por lo tanto repito, realmente no  es sobrevivir, andar en bici es estar feliz mente vivo, mirando el mundo desde otra esquina.






En conclusión yo no sobrevivo, vivo mi mundo andando en bicicleta, sufriendo para conseguir la comida y la dormida como lo tiene que hacer cada quien en su pueblo , en su zona de confort, claro que debemos de crear una estrategia para conseguir dinero, cubrir necesidades básicas y acceder a Internet para estar en contacto con los amigos que atrás he dejado, a la familia que a veces se extraña, para contarle al mundo que aún estamos vivos y queremos seguir luchando por construir sueños donde todos podemos tener oportunidades y la justicia sea de todos y no exclusiva para los que tienen el poder.

Estrategias para conseguir lo que requerimos hay varias y cada quién, de acuerdo a sus costumbres, a su afán de cubrir necesidades aprendió a hacer de estas un estilo de vida. Bueno, solo les contaré las mías y después contaré de las otras que he visto en otros viajeros del tiempo en bicicleta o mochileando.
Inicialmente al salir de casa salgo con unos cuantos pesos $$$, que me sirven de soporte al arranque, que es la etapa más complicada en todos los recorridos. Pero, desde un comienzo voy contado a los que me encuentro en el camino lo que estoy haciendo y pidiendo su colaboración, su gran ayuda. Por ejemplo, un amigo Mexicano me regalo foto-postales que el mismo tomo, otro viajero me regalo como 50 calcomanías de su viaje, luego yo mismo elaboro y llevo mi propia calcomanía (adhesivo) con los datos de contacto, que a la vez me sirve de  tarjeta de presentación ante un mundo, a veces  un poco incrédulo, que duda de la buena fe y las buenas intenciones de todo el mundo, pues la religión y la política nos han hecho malas jugadas que n os hacen creer que el enemigo es el amigo y el amigo ya no existe, sino que solo existe el cliente, a quien debemos estafar y el resto son enemigos.  


 La calcomanía que elabore, lleva correo electrónico, perfil de Facebook, que es uno de los principales enlaces con el mundo actual, igual que el WhatsApp, junto la dirección del blog o sitio web, donde aún continúo subiendo información. Pues, bien, con esta carta de presentación llego a la gente y gano confianza para recibir ayuda, que puede ser en dinero, comida, provisiones o un lugar para pernotar en la noche, un espacio en su familia, para ser parte de ella por este pequeño instante, que al final es inmenso, ahora recuerdo a Kevin y su familia en Mocha, estación Urbina, al pie del volcán Chimborazo, en Ecuador.
En algunos lugares he recibido apoyo de otros viajeros, con los que hemos compartido cosas como artesanías, postales, y otros artículos, hemos procedido a ofrecerlos en venta o en canje para obtener así otra entrada económica. También he estado acompañando en semáforos a otros nómadas que, con duras piruetas, puestas en escena y muchos malabares se ganan algunas monedas, que al final son el salario de los viajeros de la nada.
El hospedaje es con amigos contactados en diferentes redes sociales, o amigos que, por cuestiones de trabajo, hermandad, solidaridad, hobbies, o vicios de la vida hemos compartido en algún momento y con la excusa de andar pedaleando aprovechamos para reafirmar ese tipo de amistad. 

Como lo dije al comienzo, el hospedaje se puede obtener con la ayuda de diferentes personas, organizaciones, sociales, estatales o privadas que de un modo u otro aparecen en la vía que recorremos en esta vida, o simplemente la naturaleza nos brinda los mejores lugares de hospedaje que uno puede imaginarse de manera gratis, libre y sin límites en lo que observamos, pausamos y vivimos, mientras morimos y no lo sabemos. 


Antes de salir y durante los primeros días de camino nos da mucho temor estar lejos de casa, sin saber que lo único que pasa de ahí en adelante es que nuestra casa se agranda, a cada metro recorrido, la casa va creciendo, el hogar se va llenando de nuevos integrantes, nuestros hermanos, primos, sobrinos tíos, los parceros, amigos panas, patas, se van fortaleciendo y jamás nos sentimos abandonados, aunque a veces las cosas qu e lo atan a uno al pasado, a su zona de confort tradicional, lo hacen reflexionar sobre que estamos haciendo, donde estamos, a donde queremos ir, siempre llegando a la conclusión que nada es como nos habían dicho, que todo es mejor aún de lo que creemos, imaginamos , pensamos  o queremos para nuestro beneficio. Así es como sobrevivo, o mejor, así es como vivo cuando estoy ENBICIANDO LA VIDA, así a veces me toque regresar a Piendacity, mi pueblo natal.

... Esta historia seguramente si continuará.

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